Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Las Cruzadas - Órdenes Militares


Templarios y Hospitalarios, fueron las más importantes Órdenes Militares que se crearon en Tierra Santa. Gracias a ellos los caminos que atravesaban aquellas peligrosas tierras eran transitadas con seguridad (relativa) por los peregrinos que desde Europa se dirigían a los Santos Lugares.

Las figuras que presentamos pertenecen al período final de la permanencia cristiana en Tierra Santa; es decir, el siglo XIII, lo que se puede deducir por el "yelmo de calva plana" que portan, que se impuso en el primer tercio del citado siglo.


Con todo y tener mucho más renombre, los Templarios como Orden son más modernos que los Hospitalarios. Éstos existían con anterioridad a la Primera Cruzada, si bien se militarizaron después. Eran los "Caballeros del Hospital de San Juan" y se dedicaban en principio a atender a los peregrinos que enfermaban en sus viajes. Sus negros ropajes y las cruces blancas los identificaban plenamente.


En cuanto a los Templarios, nacieron años después de que (en 1099) la Primera Cruzada conquistase Jerusalén. En 1118, el caballero Hugo de Payns, en unión de otros compañeros fundó la congregación  llamada entonces "Orden de los Pobres Caballeros del Templo de Salomón", ya que su cuartel estaba próximo a las ruinas del que había sido Gran Templo de Jerusalén y que terminó por asignarles el nombre por el que fueron conocidos: Templarios. Contando con el apoyo de San Bernardo de Claraval, no tardaron en conseguir la aprobación del Vaticano. Sus distintivos fueron el hábito blanco y la cruz roja. 

Detalle de los hospitalarios.

Hasta 1291, año en que con la caída de San Juan de Acre en manos islámicas, termina el intento europeo por reconquistar los Santos Lugares (debido en primer lugar a las disensiones entre las potencias occidentales), no hubo hecho de armas en que no estuvieran presentes ambas Órdenes.

Detalle posterior. Obsérvese la capucha clerical del manto.

Después de esa fecha, los Templarios tuvieron la nefasta idea de prestar dinero a Felipe el Hermoso, rey de Francia a la sazón. Y como éste no tenía ninguna intención de pagar la deuda, montó la conocida patraña de que la Orden se dedicaba a la Brujería y mil tonterías más y consiguió aprisionarlos en 1307 y llevar a sus máximos representantes a la hoguera en 1314. En el resto de Europa no se les persiguió, pero como el Papa (en esa época prisionero del rey francés en Avignon), había suprimido la Orden, los supervivientes tuvieron que acogerse a otras comunidades. En España por ejemplo, se alistaron en las de Montesa, Santiago y Calatrava.

Más suerte tuvieron los Hospitalarios, quienes se asentaron sucesivamente en Chipre, Rodas y Malta, hasta que Napoleón les arrebató la soberanía de la isla. Hoy siguen existiendo como Orden, teniendo su centro neurálgico en Roma.

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Hay abundante material libresco dedicado a las Órdenes Militares, especialmente a los Templarios. Nos limitamos a recomendar el texto de Régine Pernaud, un ensayo muy ágil titulado precisamente "Los Templarios". Para documentar el fin de la Orden, nada como el primer tomo de "Los Reyes Malditos" titulado "El Rey de Hierro", de Maurice Druon.

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Las figuras, de "Essex Miniatures". 15mm.

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