Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Julio César en acción - Siglo I a.C.


Cuando empecé a pintar este grupito de figuras, me llamó la atención el parecido entre el personaje principal y cierto busto de Julio César sito en los Museos Vaticanos. Pensé entonces dedicar la "viñeta" a la memoria del "divo Julio". Pero me "descolocaba" un poco el hecho de que la miniatura en cuestión portase un armamento más propio de un humilde legionario que de un "legatus". 


Recordé entonces un pasaje de "Comentarios de la Guerra de las Galias" (obra del mismo Julio, como es sabido) en la que nos relata cómo en cierta ocasión, durante la campaña de Soissons  y mientras los legionarios estaban ocupados en la instalación del campamento reglamentario con sus correspondientes fosos y empalizadas, una alianza de tribus galas encabezada por los "nervios", atacó por sorpresa y el ejército estuvo muy cerca de ser presa del pánico. César tuvo que hacer alarde de todo su ingenio y dotes de mando para conseguir formar una defensa coherente y rechazar el ataque. Lo curioso, y lo que justifica mi identificación, es que comenta que en un momento dado, tuvo que tomar el escudo de un legionario de las filas traseras, porque con toda aquella barahúnda no pudo localizar el suyo. 


La Guerra de las Galias, que duró de 58 a 51 aC. (todas las fechas serán aC. = antes de Cristo), significó el colofón de la carrera de César, por cuanto terminó con la incorporación a las posesiones romanas de una nueva provincia. Y aunque se le ha acusado  (en su tiempo y ahora) de haber iniciado esta campaña por conveniencia política y para sanear sus finanzas, hay que recordar que las tribus galas atacaban periódicamente las fronteras de la Italia del Norte, lo que significaba un peligro constante para la República. Después de la acción cesariana, las tribus no se volvieron a levantar.


Ahora demos un breve repaso a su biografía: Nació en el año 100 aC. Sobrino político de Cayo Mario (reformador de la legión), tomó partido (perteneciendo él mismo a una familia aristocrática) por las ideas democráticas de los populares frente a los aristócratas de los "optimates". Comenzó su carrera en el ejército de Asia. Regresó a Roma y ejerció como abogado. En el año 73 ingresó en el colegio de Pontífices. Pasó después a Hispania, como "cuestor" primero y más tarde, en el 61, como "pretor". Sus logros militares en esta provincia le valieron el nombramiento de "imperator" (significando esta palabra en esos momentos, sólo un alto cargo militar). A su regreso a Roma, formó con Craso y Pompeyo el Primer Triunvirato.


En el 59 obtuvo su primer consulado y desarrolló un amplio reparto de tierras entre sus veteranos, a la vez que modificaba las leyes tributarias para beneficiar a las clases más humildes. Se le concedió el gobierno de la Galia Cisalpina, para lo que el Senado puso a su disposición tres legiones, número que él aumentó enseguida a seis, así como concibió la conquista de toda la Galia. De 58 a 51 (como hemos anticipado) estuvo empeñado en esa contienda. Pero sus acciones no se limitaron a la propia Galia. Mandó construir un puente sobre el Danubio y entró en Germania, sólo para abandonarla poco después destruyendo el citado puente. Esta acción pretendía amedrentar a los germanos ante la visión de la técnica y organización romana. Y se consiguió. También cruzó el Canal de la Mancha para evitar que los celtas britanos apoyasen a sus "primos" de la Galia.  


En el año 53, tras la muerte de Craso (combatiendo con los partos en Oriente), el Triunvirato se deshizo y las disensiones con Pompeyo se incrementaron hasta que en 49, el Senado (dominado por Pompeyo), ordenó la disolución de las legiones de César y su inmediata presencia en Roma. Conocedor de que sus enemigos políticos sólo pretendían acabar con él, no sólo no disolvió sus legiones, sino que decidió cruzar el Rubicón (río que señalaba la frontera entre la Italia romana y la Galia Cisalpina), punto que ningún general podía traspasar con sus tropas en armas). Este hecho significaba la Guerra Civil.

Al año siguiente, en la batalla de Farsalia (Grecia) César derrotaba a las huestes de Pompeyo, que huía a Egipto. En su persecución, César llegaba a aquel país y conocía a Cleopatra, a la que apoyó militarmente frente a su hermano. Roma ya no abandonaría  aquel territorio hasta la caída del Imperio. En 47 derrotaba a Farnaces, rey del Ponto, y en 45 acababa con la resistencia de los hijos de Pompeyo en Munda (España). Preparaba una campaña contra los partos, cuando en los "idus de marzo" del año 44, fue asesinado por una conjura de senadores incapaces de comprender que una Roma que dominaba la mayor parte de las tierras que circundan el Mediterráneo no  podía gobernarse ya como la aldea etrusco-sabina que había sido.


Hay hombres que anhelan el poder por el poder mismo, y otros que lo desean para hacer grandes cosas. César era de los segundos. Los que le mataron intentando salvar el ideal republicano, sólo consiguieron otra cruenta guerra civil y una larga serie de emperadores.

Shakespeare justificó a Bruto (hijo adoptivo de César y uno de los principales conjurados) diciendo que había participado en el atentado por amor a la República. Sin embargo, considerando que César, con su habitual clemencia, le había perdonado dos veces la vida (cuando había tomado repetidamente las armas contra él), parece que Bruto, actuando como lo hizo, no se hace acreedor a ninguna justificación. Por muy respetables que fuesen sus ideas, no lo fueron sus hechos.

De otra manera lo entendió Dante, que en su "Divina Comedia", sitúa a Bruto en el centro del Infierno, siendo devorado eternamente por el mismísimo Lucifer y rodeado por los mayores traidores de la historia.

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El mejor "César" que ha sido llevado al cine, en opinión de muchos, es el interpretado por Rex Harrison en "Cleopatra" (Joseph L. Mankiewicz, 1963). Para leer sobre sus hechos, aparte de los textos que le dedican Suetonio y Plutarco, hay una obra actual, "El Primer Hombre de Roma" (Colleen McCullough), que, en clave de novela, ofrece una visión muy amplia de la personalidad de nuestro protagonista (quizá demasiado "amplia", son seis tomos, pero merece la pena).


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Las figuras, de "Foundry Miniatures". 28mm. Metal.


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