Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Mitos Griegos - Teseo y el Minotauro


El mito de "Teseo y el Minotauro" (como casi todos los relatos que forman la mitología griega), hunde sus raíces en los tiempos micénicos. Concretamente, a partir del momento en que los aqueos se apoderaron de la isla de Creta y acabaron con la  civilización minoica (h. 1400 aC). Lo que por otra parte es el hecho histórico que subyace tras el mito. Y es que siempre, detrás de todo mito por muy fantástico que parezca, hay unos acontecimientos reales que le sirven de base.

 

Hace tiempo que pretendía realizar mi propia versión "en plomo" de tan famosa leyenda, dándole un  ambiente micénico, no grecorromano, como habitualmente puede verse representada en multitud de ilustraciones. Cierto que los clásicos representaron (normalmente) a Teseo con el "desnudo heroico" e incluso algún antiguo autor literario sostiene que el héroe mató al monstruo a puñetazos... pero si alguien va por ahí desnudo y armado únicamente de sus puños, nadie podrá estar seguro de si el personaje en cuestión es micénico, renacentista o napoleónico. Así pues, "mi Teseo", debería aparecer armado. Armado hasta los dientes...


Pero para eso, tenía que encontrar unas miniaturas acordes con la idea "micénica" que pretendía reflejar. La figura de Teseo no me dio grandes problemas. Está elegida entre un "pack" de guerreros micénicos de la marca "Foundry". Y es "clavadito" a los que se pueden ver en el famoso "Vaso de los Guerreros" del Museo Arqueológico de Atenas. 

El Minotauro sí me complicó la cuestión. Las figuras que encontraba se empeñaban en representar minotauros con pendientes en las orejas, con armaduras dotadas de pinchos por todos lados, minotauros con alabardas, minotauros con sierras mecánicas... algo muy apropiado como figura de "Fantasía", pero muy poco "helénico" en verdad...


Afortunadamente, encontré tras mucho buscar, la figura que podéis ver. Una miniatura de "Warhammer" (en plomo, por supuesto), que aunque se permite ciertas libertades, "luce" bastante "clásica". Su maza y hacha puede que no sean muy micénicas, pero vaya Vd. a saber de dónde saca sus armas un Minotauro... Igual que el faldellín de mallas, raro, raro. Pero en fin, dándole un acabado "broncíneo" a toda la panoplia podría pasar. Porque eso sí: nada de hierro en el armamento... ¡estamos en la Edad del Bronce, señores...! Las partes que se ven plateadas, se supone que son de estaño.


En cualquier caso, ambas figuras, Teseo y Minotauro, están magníficamente modeladas, lo que me facilitó en gran manera el proceso de pintura. 

Ahora, demos un breve repaso al mito.

En los lejanos tiempos en que Creta dominaba el mundo griego, murió sin descendencia el rey Asterión. Vivían en la isla tres hermanos, Minos, Radamantis (o Radamanto) y Sarpedón, hijos de Zeus, los cuales se disputaron el trono. El mayor de ellos, Minos (del cual toma nombre la civilización  "minoica"), proclamó ante sus hermanos y ante el pueblo, que los dioses le preferían a él como rey. Para demostrarlo, montó un altar junto al mar y rogó a Poseidón, que si le amaba, hiciese salir de las aguas un toro, que luego le sacrificaría.



Y efectivamente, un bellísimo toro blanco emergió entre las olas y Minos fue investido como  rey. Pero en lugar de sacrificar tan magnífico animal al dios, prefirió conservarlo como semental en sus establos y sacrificar otro en su lugar pensando que Poseidón, ocupado en otros asuntos no se percataría de la cuestión.

Lo malo fue que el dios sí se percató, e hizo nacer en la esposa de Minos, Pasífae, una enfermiza pasión por el toro. Tanto fue así, que la mujer encargó a un ingenioso ateniense que vivía en Creta en ese tiempo, de nombre Dédalo, que fabricase una vaca de madera dentro de la cual pudiese ella introducirse para atraer al animal.



Producto de esa unión fue el Minotauro, el Toro de Minos: una espantosa bestia mitad hombre, mitad toro, que sólo se alimentaba de carne humana y que provocaba el espanto de cuantos le veían. Minos encargó a Dédalo que construyese una edificación para encerrar al engendro. Sería el Laberinto de Creta; pasillos y más pasillos entrecruzados que hacían imposible la salida a quien allí entrara.

Años después, Minos entró en guerra con Atenas. Salió vencedor y exigió a los vencidos que cada nueve años (algunas fuentes dicen cada año) enviasen a Creta siete mancebos y siete doncellas que servirían de alimento al Minotauro. Habría que pensar que además de Atenas, otras ciudades realizarían similares tributos, ya que de no ser así, la "pobre" bestia habría muerto de inanición...



Cuando iba a producirse el tercer envío de jóvenes atenienses, Teseo, hijo del Rey Egeo, y héroe que a pesar de su juventud, ya había realizado numerosas hazañas, pidió ser incluido entre ellos, y pese a la oposición de su padre, consiguió embarcarse hacia la isla.

Al llegar allí, Ariadna, hija de Minos, se enamoró de él y le propuso ayudarle a salir del Laberinto si prometía casarse con ella y llevarla a Atenas. El héroe accedió y solicitó entrar el primero en el cubil del monstruo.



Ariadna le entregó un ovillo de hilo, explicándole que si ataba un extremo a la puerta del Laberinto e iba desenrollándolo a medida que avanzase por los intrincados vericuetos, después de acabar con el monstruo, sólo tendría que ir recogiendo el hilo para encontrar la salida.

Así lo hizo Teseo, que después de vagar largo rato por los pasadizos, dio con el Minotauro (o tal vez el Minotauro dio con él...), y tras enzarzada lucha, consiguió darle muerte y salir victorioso del Laberinto.

Mientras tanto sus compañeros, siguiendo sus instrucciones, y con la ayuda de Ariadna, habían conseguido un barco y perforado los cascos de los demás navíos cretenses para evitar que les persiguiesen. Así pues, sólo les quedaba embarcarse y navegar hacia Atenas.


Por el camino, hicieron escala en la isla de Naxos. Y allí, según unos autores, Teseo abandonó a su suerte a Ariadna mientras ésta dormía agotada por el viaje; según otros, el dios Dioniso (Baco), se enamoró de ella nada más verla y la raptó.

De cualquier manera, el héroe consiguió llegar victorioso a Atenas donde fue glorificado por el pueblo que se veía libre del ominoso tributo. Y reinó en la ciudad tras la muerte de su padre.

 Muchas y sabrosas aventuras corrió Teseo tras el episodio de Creta, pero su relato rebasaría la intención de esta entrada.



Solamente citaré un dato para dar idea de la impronta que dejó Teseo entre sus conciudadanos: juraban quienes estuvieron en la batalla de Maratón contra los persas (en 490 aC. unos mil años después de la supuesta muerte del héroe), que en mitad de la batalla apareció un guerrero de gran tamaño, que les animaba y perseguía a los bárbaros. Y juraban también que aquél no era otro que Teseo. Nos lo cuenta Plutarco en sus "Vidas Paralelas".


La pieza completa, con un elemento para "dimensionar" las figuras.

Mi viñeta representa el momento del encuentro, en el centro del Laberinto. Podemos ver en derredor los restos de los pobres mozalbetes y doncellas devorados por el Minotauro anteriormente , así como armas cuyos dueños fueron igualmente víctimas de la bestia. Esto último no deja de ser una "licencia poética" que me permito, pero queda "resultón". ¿no?  

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No existen muchas películas sobre el tema; y menos, "buenas". Una que tiene cierta gracia (si nos gusta el "péplum"), es "El Monstruo de Creta" (Silvio Amadio, 1960) cuyo título original italiano fue "Teseo contro il Minotauro" y conocida en USA como "The Minotaur, the Wild Beast of Crete".

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Aunque queda comentado en el texto, siguiendo la norma de detallar los fabricantes de las figuras al  final de cada entrada, los indico nuevamente aquí: la figura de Teseo es de "Foundry Miniatures"; la del Minotauro, de "Warhammer"; ambos en 28mm.