Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Por Dios, por la Patria y el Rey - Escena Carlista


Desde que conocí el magnífico cuadro del gran Augusto Ferrer-Dalmau dedicado a conmemorar la victoria carlista sobre los isabelinos en la batalla de Villar de los Navarros (1837), tenía yo ganas de pintar unas cuantas figuras relacionadas con el tema. Con la realización de la presente viñeta me quedo muy a gusto.

La escena representa el momento en que un capitán imparte órdenes a un sargento del Regimiento de Álava, en los momentos iniciales de la batalla. Algunos soldados ya comienzan el avance que culminó con la total derrota de los isabelinos. En paralelo a la infantería, los lanceros de Navarra realizaban una victoriosa carga sobre las líneas enemigas. Éste, posiblemente sea el tema de una posterior viñeta.


El título del cuadro de Ferrer-Dalmau es "Calderote". Ello es debido a que los carlistas, tras la batalla, hicieron un guiso utilizando como "caldero" las corazas de los coraceros isabelinos muertos. La batalla de Villar de los Navarros tuvo lugar durante el transcurso de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), primera de las tres guerras civiles de ese nombre, con que nos obsequiamos los españoles entre 1833 y 1876. 

El origen de las Guerras Carlistas estuvo en una decisión interesada, nepotista y egoísta del que posiblemente fuera rey más nefasto de la Historia de España: Fernando VII.


Y es que este "buen señor", que comenzó su reinado siendo conocido como "El Deseado" y lo terminó como "El Rey Felón", no había conseguido tener descendencia en sus tres primeros matrimonios, por lo que cuando consiguió ver a su cuarta esposa (María Cristina de Borbón) encinta, y ante la posibilidad de que no pariese un varón (lo que daría la sucesión de la corona a su hermano Carlos María Isidro), promulgó en 1830 la conocida como "Pragmática Sanción", por la que se derogaba la "Ley Sálica" (que impedía reinar a las mujeres) vigente en España desde el advenimiento del primer Borbón, Felipe V.

Durante los tres años que transcurrieron entre 1830 (promulgación de la Pragmática) y 1833 (muerte de Fernando VII), se fue formando en torno a Carlos María Isidro un grupo de partidarios del Antiguo Régimen y absolutistas descontentos, en tanto que María Cristina, como regente durante la grave enfermedad del rey a partir de 1832, procuraba liberalizar su política para atraerse a los liberales en apoyo de su hija, Isabel. 


Y al morir Fernando en 1833, el conflicto estaba servido. La ya regente de España María Cristina se echó en brazos de los liberales en busca de apoyo para mantener en el trono a Isabel (coronada como Isabel II en septiembre del mismo 1833, con tres años de edad), frente a las pretensiones de los partidarios de Carlos María Isidro.

Ironías de la Historia:  la viuda de uno de los reyes más antiliberales que ha tenido España, Fernando VII, que abolió la Constitución de 1812, que persiguió las libertades, que cerró universidades y periódicos, que cuando vio peligrar su absolutismo después de verse obligado a jurar la Constitución conspiró con la Santa Alianza hasta conseguir que entrasen en España "Los Cien Mil Hijos de San Luis", que le sentaron de nuevo en su trono "absoluto" a base de masacrar españoles liberales, la viuda (decíamos) de este "rey Felón", haciéndose pasar por liberal para conseguir que "su niña" (angelito) reinase sin problemas aunque fuese a costa de provocar (como fue el caso) una sangrienta guerra civil.


Ciertamente, Carlos María Isidro hubiese sido (en principio) un rey menos liberal aún que su hermano. Pero eso quedó por ver, mientras que las acciones de Fernando estaban (y están) registradas en letras de sangre en el Libro de la Historia. Si no hubiese existido la "Pragmática", Carlos habría reinado sin oposición, hubiese sido cuestión de tiempo (y no mucho) que de alguna manera se aboliese la Ley Sálica y las mujeres hubiesen tenido acceso al trono (como había sido antes del advenimiento de los Borbones, ahí está el glorioso ejemplo de Isabel la Católica), el devenir de la Historia nos hubiese conducido antes o después al Liberalismo y nos habríamos ahorrado el vergonzoso reinado de Isabel II y trescientos mil muertos.


Decíamos antes que Fernando VII acabó su reinado siendo conocido como "El Rey Felón"; para quien no sepa qué cosa es "felón": se trata de un concepto de origen feudal que define al vasallo que traiciona la lealtad debida a su señor natural. Obviamente, el "señor natural" de un Rey, es su pueblo, y "el buen" Fernando VII traicionó al pueblo español en repetidas ocasiones. Su hija, en mi opinión, no  debería haber subido al trono... y lo que ya es "surrealista" es que lo hiciera  apoyada por los liberales...!


En fin, la Historia "es la que es". Pero nada nos impide comentar sobre "lo que pudo haber sido y no fue", y opinar además, que de haber sido otros los hechos, la Historia de España hubiese fluido por caminos más pacíficos y (seguramente) más beneficiosos para todos.

En cualquier caso, la "Pragmática Sanción" fue el origen de la Primera Guerra Carlista, la más larga y violenta de este nombre, que aunque en principio fue una guerra "sucesoria", enseguida se transformó en una guerra ideológica. 


En torno a Carlos María Isidro, se aglutinaron los partidarios del absolutismo monárquico, la pequeña nobleza y los defensores de los fueros regionales, en su mayor parte campesinos y pequeños propietarios que veían peligrar sus libertades (paradójicamente) con la extensión del Liberalismo y el centralismo que imponía. También los sectores más retrógrados de la Iglesia rural, alarmados ante las sucesivas "desamortizaciones" que se venían produciendo (y que llegarían a su punto culminante años después con Mendizábal), que les privaban de gran cantidad de tierras y propiedades. En general, el carlismo tuvo una base campesina y afectó especialmente a las regiones del norte y este de España (Provincias Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña y algunas zonas de Valencia y Castilla). 


A favor de Isabel II (cuyos valedores se denominaron indistintamente "isabelinos" o "cristinos"), aparte de los liberales, estaban la Alta Nobleza, los grandes terratenientes y la mayor parte del Ejército, así como los trabajadores industriales, las ciudades importantes (incluidas las del norte) y en general cuantos se beneficiaban de la creciente industrialización que imponía el Liberalismo.


 Se podría resumir también como una lucha entre entre el campo y las grandes ciudades. El campo, tradicionalista y agrícola; las ciudades, vanguardistas e industriales. Y al igual que en la posterior Guerra Civil Americana tras la secesión de los Estados del Sur, el resultado estaba decidido desde el principio: los cañones (como he dicho en algún sitio) no se fabricaban entre los campos de algodón o trigo, sino en las industrias radicadas en las grandes ciudades, isabelinas todas.


Veamos ahora un pequeño resumen de las Guerras Carlistas.

Primera Guerra Carlista: 1833-1840.
Se inició con victorias de los rebeldes, que consiguieron unificar las poblaciones rurales vascas. El ejército, en un principio formado por "partidas" fue reglamentado y organizado por el gran Zumalacárregui; pero éste no consiguió conquistar las grandes ciudades, muriendo precisamente durante el asedio de Bilbao. 


Posteriormente, se produjo la gran ofensiva liberal, que no pudo frenar la acción del General Cabrera en el Maestrazgo. Varias expediciones carlistas recorrieron España obteniendo victorias (una de ellas, y de las más señaladas, la mentada "Villar de los Navarros"), pero sin lograr ninguna decisiva. Un nuevo intento de conquistar Bilbao terminó en fracaso y se inició el principio del fin para los carlistas.   

La división de los mandos rebeldes y la renovada fuerza de los liberales llevó a un acuerdo conocido como "El Abrazo de Vergara" (agosto 1839) entre el isabelino Espartero y el carlista Maroto. El gobierno Liberal admitiría en el Ejército Nacional a los militares carlistas y se comprometía a defender los fueros vascos y navarros ante las Cortes Generales. 


Segunda Guerra Carlista: 1846-1849
Algunos historiadores no consideran parte de las Guerras Carlistas este conflicto, que se originó frente al fracaso del proyectado matrimonio entre Isabel II (a la sazón con 16 años) y el hijo de Carlos María Isidro, Carlos Luis de Borbón. Hubiese sido una buena solución, pero no fue posible. El escenario de esta guerra fue (en su mayor parte) Cataluña, por lo que se conoce también como "Guerra dels Matiners" (dels Matiners = de los madrugadores). El movimiento fue sofocado en poco más de dos años y unos meses.


Tercera Guerra Carlista: 1872-1876
 Tras el destronamiento de Isabel II y el fallido reinado de Amadeo de Saboya y poco antes de la instauración de la Primera República, el pretendiente carlista del momento, Carlos VII (nieto de Carlos María Isidro), viendo sus derechos postergados y apoyándose en el movimiento carlista, que aún contaba con numerosos seguidores en el norte, llamó a las armas a sus seguidores. El general Martinez Campos los vencería repetidamente en el País Vasco, Cataluña y Navarra. 


Después de esto, el carlismo se dividió y abandonó la lucha armada. El pretendiente Carlos VII, cruzó la frontera francesa para no volver. Algunos carlistas reconocieron la restauración monárquica con Alfonso XII; otros, manteniendo su tradicionalismo antiliberal, crearon el Partido Carlista, que ha llegado hasta nuestros días, y otros engrosaron partidos nacionalistas en Vascongadas y Cataluña.

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No existe ninguna película centrada en las Guerras Carlistas; sin embargo en "Vacas" (Julio Medem, 1992), los primeros cinco minutos de la cinta se desarrollan  en las trincheras de la Tercera Guerra Carlista.

 Existen (de momento) en la Red varios y estupendos documentales sobre los diferentes conflictos que nos ocupan.

En 2012, los coleguitas (salvando las distancias a su favor) de "Alabarda" realizaron un fantástico diorama que reproducía la totalidad del cuadro de Ferrer-Dalmau. 

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Agradecimientos a D. Alfons Cánovas, por su valiosa información.

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Para ver las fotografías que publico, en formato vídeo y con música, click aquí.

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Las figuras, de Perry Miniatures, en 28mm.